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El running, uno de los deportes más inclusivos y accesibles, se adapta a las capacidades y objetivos de cada persona, sin necesidad de costosos equipos ni instalaciones específicas. Además de fortalecer el sistema cardiovascular y mejorar la forma física, ofrece beneficios para el bienestar mental al liberar endorfinas durante su práctica, reduciendo el estrés y mejorando la concentración.

Iniciarse en el running puede ser desafiante, pero con determinación y estos cinco consejos, es posible convertirlo en un hábito saludable:

Establecer objetivos claros y a corto plazo: Enfocarse en metas relacionadas con la salud y la calidad de vida, como los 6,000 pasos diarios propuestos por el programa Healthy Cities, proporciona un punto de partida alcanzable.

Fuerza de voluntad y determinación: Iniciar gradualmente y establecer metas realistas ayuda a integrar el running en la rutina diaria, evitando desmotivación y permitiendo progresar paso a paso.

Calentar y estirar: Dedicar tiempo al calentamiento previo, como caminar o trotar suavemente, junto con estiramientos específicos, prepara el cuerpo para el ejercicio y contribuye a resistir durante la práctica.

Escuchar al cuerpo: Evitar sobreexigirse, reconocer las señales del cuerpo y descansar cuando sea necesario son clave para prevenir lesiones y mantener una actitud positiva hacia el running.

Importancia de la ruta: Explorar diferentes escenarios, como parques, senderos naturales o la playa, añade variedad y mantiene la motivación, convirtiendo el running en parte integral de la vida diaria.

Con perseverancia, paciencia y una actitud positiva, el running puede convertirse en una práctica enriquecedora, nunca es tarde para dar el primer paso con unas zapatillas y un paseo cerca de casa.

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