Adéntrate en la inspiradora historia de Lola Martínez, la primera preparadora nacional de Boxeo y presidenta fundadora de su propio Club Lola Boxing. Licenciada en psicología, su conexión con el deporte se remonta a la infancia, siendo el boxeo su vía de escape. Apasionada por las “dieciséis cuerdas”, Lola busca cambiar la percepción del boxeo, desafiando la idea de que es un deporte violento y fomentando su práctica en familia. Su filosofía, basada en las cuatro T (trabajo, trabajo, trabajo y talento), ha llevado a su club a numerosos éxitos en campeonatos nacionales y autonómicos en los últimos cinco años.
Cuéntanos sobre tus inicios en el boxeo y cómo se convirtió en una parte fundamental de tu vida.
Nací en el barrio de la Colonia Los Ángeles, donde en los años 80 las grandes figuras deportivas admiradas eran boxeadores con un talento extraordinario. A pesar de contar con pocos recursos, estos deportistas estaban forjando un camino de éxito a nivel internacional, muchos de ellos formando parte de la selección española.
Los niños los imitábamos y queríamos ser como ellos. Este fue el primer recuerdo que tengo relacionado con mi pasión por las “16 cuerdas”. Desde mi perspectiva actual, reconozco que mi barrio era complicado y, en aquellos años, se empezaba a experimentar con drogas duras. Era beneficioso contar con ejemplos que ayudaran a guiar a la juventud y contrarrestar esas influencias negativas.
Mirando hacia atrás, resulta sorprendente pensar que una mujer practicara boxeo en la Almería de los 80. Conociendo bien este deporte, sé que se perdieron grandes boxeadoras. Sin embargo, prefiero mirar hacia atrás solo para tomar impulso hacia el futuro.
¿Cómo surgió la idea de fundar tu propio Club de Boxeo y qué significado tiene para ti?
Soy “muy intensa”, como suelen decir. (Lo pongo entre comillas ya que, a menudo, esta afirmación se percibe con connotaciones negativas. Sin embargo, me di cuenta de que implica elevar el límite y aquellos que no pueden alcanzarlo a menudo se sienten más seguros desprestigiando). Soy apasionada con lo que amo, y hoy puedo decir que el boxeo es mi mejor “amante”. Quería que mi pasión fuera conocida sin caer en estereotipos, rompiendo con la idea preconcebida de que el boxeo es un mundo masculino. Trabajé con el corazón, por el boxeo, y decidí romper barreras.
Después de horas y horas de entrenamiento, me formé en las mejores ciudades de boxeo, y llegó el momento de crear “Lola Boxing”. Aún recuerdo mi primer “asalto” al debutar defendiendo el nombre de mi club. Estaba frente a mi esposo, boxeador y entrenador, quien repetía una y otra vez que ese nombre no era adecuado para un club porque “no daba una buena imagen”. Él abogaba por “guantes rosas” en inglés, y ni siquiera sabía cómo pronunciarlo. Esa noche, pensé en cómo vender mi producto y le dije: “Mira, este logo lleva la L (Lola) y forma el cuadrilátero; la B (Boxeo) forma las cuerdas, y nuestros colores son blancos y rojos, de la bandera de Almería”.
“Si superas esto, hablamos”… Y así nació hace más de 6 años. Con esto, queda claro que para mí, “Lola Boxing” es más que un simple nombre en los círculos del boxeo. A pesar de lo que dicen, incluso en un mundo que raramente ve un nombre de mujer, tengo el privilegio, gracias a mucho esfuerzo, de que se reconozca un trabajo, siendo el más importante aprender a creer en mí misma, el trabajo más difícil pero necesario para llegar a otros.
Sabemos que la pasión por el boxeo es una constante en tu vida. ¿Cómo describirías la importancia de este deporte en tu desarrollo personal y profesional?
Mi desarrollo como persona es único y lo integro en todas las facetas de mi vida. Después de haber experimentado lo mejor y lo peor del ser humano, las falsas promesas de lealtad, la hipocresía más ridícula y la admiración más genuina, prefiero utilizar esta metáfora sin más… La vida es como el boxeo en muchos e incómodos sentidos. Sin embargo, el boxeo solo se parece al boxeo (Oates, 2018, p. 13).
¿Cómo influye tu formación en psicología en tu enfoque como preparadora de boxeo?
Cuando fusionas dos campos de conocimiento, estos se entrelazan de manera que generan un producto único que, hasta ahora, no se experimentaba en el boxeo. Si le añades un toque de desparpajo de barrio y la voluntad de innovar, obtienes un producto que algunos ven como amenaza debido a su resistencia al cambio.
Estoy orgullosa de mi formación en psicología, ya que me ha proporcionado diversas herramientas para abordar el boxeo de manera innovadora. No tengo miedo de introducirlo a edades tempranas, potenciando así los beneficios evolutivos, como la psicomotricidad y la coordinación, que repercuten positivamente en el futuro adulto.
Como la primera Preparadora Nacional de Boxeo, seguramente has enfrentado desafíos. ¿Podrías compartir algunos de los mayores obstáculos que has superado en tu carrera?
Mi mayor obstáculo fue, sin duda, yo misma. Tuve que luchar contra los “no puedes” y los comentarios que sugerían que ciertas áreas no eran apropiadas para mí. Superar las críticas internas y aprender a mirar con ojos críticos a quienes emitían juicios fue esencial. Aprendí a llevar con templanza todas mis cualidades pugilísticas y a no dejar que las opiniones limitantes dictaran mi camino.
Recuerdo una anécdota cuando uno de mis amigos entrenadores llevaba mi logo en su camiseta después de organizar algunas veladas. Esto puso de manifiesto la delgada línea entre el reconocimiento y los prejuicios, algo a lo que me enfrenté con determinación.
Hablemos de los éxitos. ¿Cuáles consideras los logros más destacados en los últimos cinco años?
Los logros para nosotros no son solo medallas y combates espectaculares; son experiencias, nombres propios que llevan consigo historias de éxitos y desafíos. Como El Lola Boxing, nos destacamos por ser la sorpresa que nadie espera. Después de participar en campeonatos de clubes de boxeo y competir en los campeonatos absolutos de España, comenzamos a escribir una narrativa que lleva el nombre de mujeres. Estamos orgullosos de contribuir a cambiar la percepción y destacar el talento femenino en el mundo del boxeo.
Nos mencionaste las cuatro T: trabajo, trabajo, trabajo y talento. ¿Cómo integras esta filosofía en tu enfoque de preparación tanto para hombres como para mujeres? ¿Cuál crees que es la clave para el éxito en el boxeo según tu experiencia?
A día de hoy, algunos me perciben como entrenadora de niños (lo cual soy) o de mujeres (también lo soy), pero mi respuesta es que soy entrenadora de personas. En el deporte y en la vida, el talento (los “hubiera”) puede quedarse en la primera línea de salida. Aunque disfruto al ver el talento, la experiencia me llevó a cuestionarme qué sucede con aquellos y aquellas que no lo tienen tan evidente.
Desde mi formación en psicología, aplico el concepto de “adherencia”, buscando que el deporte, en este caso, el boxeo, se adhiera de tal manera que se convierta en una forma de vida. La clave para el éxito, en mi experiencia, radica en esta integración del trabajo constante con el talento, haciendo que la práctica deportiva se convierta en parte intrínseca de la vida de mis pupilos, ya sean hombres o mujeres.
Tu misión es naturalizar el boxeo y romper con el estereotipo de que es una práctica violenta. ¿Cómo trabajas para cambiar esta percepción y animar a las personas a practicarlo en familia?
La asociación errónea entre el boxeo y la violencia es un estigma que, hasta hoy, me hace cuestionar qué se hizo mal en su día. Este deporte es tan exigente que la asociación con la violencia parece banal. Requiere una disciplina excepcional y una mente fría para llevar los conocimientos técnicos y tácticos a las competiciones dentro del cuadrilátero. No debemos olvidar que el boxeo es un deporte olímpico, lo que implica trabajo y actitud. Ser violento no te hace boxeador.
En España, el boxeo está llevando a cabo un notable esfuerzo en este sentido. Los entrenadores trabajamos de la mano de las federaciones que apuestan por un modelo de boxeo muy deportivo. Actualmente, hay un equipo nacional de jóvenes promesas, tanto hombres como mujeres, que dan ejemplo de lo que significa la vida de unos deportistas dedicados a su deporte y objetivos, siendo admirados por ello.
El boxeo NO ES VIOLENTO. Es un deporte, al igual que otros deportes de contacto. No deberíamos ser la cenicienta de estos. Es un deporte para todos. Invito a la gente a entrar en mi Club de Boxeo y ver a padres practicándolo con sus hijos, a niños de 5 años entrenando junto a chicas universitarias golpeando el saco con un ritmo que rivaliza con el del cajón flamenco, y a mujeres practicándolo con un asombroso juego de pies y manos. Os invito a todos.
Para aquellos que están considerando adentrarse en el mundo del boxeo, ¿qué consejo les darías?
Han escogido bien, les diría que el boxeo es un deporte que cumplirá con todos los objetivos que tengan en mente. Ya sea que busquen desestresarse, mejorar su condición física, adquirir una coordinación comparable a la de cualquier clase de baile (especialmente para los niños), o aprender para competir, el boxeo ofrece una experiencia completa. Les recomendaría unirse a un Club que les haga sentirse preparados para alcanzar sus objetivos. Como en todos los deportes, se requiere trabajo, pero siempre que mantengan la emoción de esperar el día del entrenamiento, se considerarán parte de la familia llamada Boxeo. ¡Bienvenidos!
¿Cómo abordas el entrenamiento para que sea accesible y beneficioso para personas de todas las edades y niveles de habilidad?
En mi enfoque de entrenamiento, adapto el boxeo para que sea accesible y beneficioso para personas de todas las edades y niveles de habilidad. La intensidad es una característica clave que define un entrenamiento de alto nivel. En mis clases, no tengo ejercicios diferentes para cada individuo, pero cada persona practica según su nivel de preparación.
Al principio, los participantes comienzan a romper ciertas fibras, específicas de la práctica del boxeo y no de otros deportes. Durante las primeras semanas, todos experimentan las famosas agujetas, independientemente de la edad o nivel. Después de este período de adaptación, aquellos que practican boxeo y otros deportes notan mejoras en velocidad, fuerza explosiva y resistencia. Es en este punto donde el “veneno” del boxeo hace efecto, haciéndote sentir mejor no solo por el cambio físico, que es notable en pocos meses, sino también por cómo afrontas situaciones cotidianas después de un entrenamiento.
¿Cuáles son tus metas y objetivos futuros tanto a nivel personal como para el Club de Boxeo?
Mis metas y objetivos futuros, tanto a nivel personal como para el Club de Boxeo, se centran en continuar y seguir trabajando, mirando hacia atrás solo como aprendizaje. Actualmente, compagino mi trabajo en Recursos Humanos del Hospital del Toyo con mi pasión por el boxeo. Desde mi despacho, donde cuelgan carteles de veladas con chicos que están y estuvieron, a veces sueño con que logren cumplir sus sueños.
Es gratificante cuando ganan, bajo corriendo del rincón para que todos los amigos, compañeros y familiares los abracen y sientan el confort del trabajo bien hecho. Aunque la derrota es un trabajo costoso, intento poner de ejemplo que sin ella no se sabe hasta dónde se puede llegar. Utilizo algunas frases hechas basadas en la experiencia, que a veces funcionan y otras no tanto.
Mi objetivo es seguir formando, al menos, en el contrabajo. Se intenta desterrar el “hubiera” y trabajar hacia un futuro donde el esfuerzo y la dedicación en el boxeo se traduzcan en logros significativos.
¿Cómo visualizas el futuro del boxeo en términos de participación y percepción pública?
Es alentador ver que el boxeo está de moda, y creo que esto es el resultado del arduo trabajo realizado por compañeros y federaciones que visualizan el boxeo como un deporte igualitario. El boxeo me ha brindado la oportunidad de aprender de distintas épocas, nutriéndome desde el más purista hasta el más innovador.
Mi visión para el futuro del boxeo es que sea inclusivo e igualitario. Deseo que nunca más tengamos que hacernos la pregunta de cómo llegamos al mundo del boxeo, sino que sea un deporte en el que todos se sientan bienvenidos y puedan participar sin barreras ni prejuicios.