Periodista, investigadora y profesora, Antonia Sánchez Villanueva ha sido una figura pionera en los medios de comunicación de Almería. Su triple mirada —desde las redacciones, la docencia y el análisis del discurso político— le da una perspectiva única sobre los desafíos actuales del periodismo, la inteligencia artificial y la desinformación. Premio MIA en la categoría de Función Institucional, Pública y Política, defiende la necesidad de una ciudadanía crítica y de medios locales fuertes como pilares de una sociedad democrática. En esta entrevista reflexiona sobre su trayectoria, el presente del sector y la importancia de formar a las nuevas generaciones desde la honestidad y el compromiso.
Tu triple faceta como periodista, profesora e investigadora (especialmente en análisis del discurso político) te da una perspectiva única. ¿Cómo crees que esta visión multidisciplinar te ayuda a entender mejor los desafíos de la desinformación y la IA en la comunicación actual?
Probablemente esas tres facetas se complementan y me permiten tener una visión más amplia de una realidad que siempre es poliédrica. A mi modo de ver, como sociedad tenemos por delante un interesante, y muy necesario, debate en torno a cómo consumimos información hoy en día y qué capacidad de análisis crítico estamos aplicando a nuestro elevado consumo de contenidos, sobre todo las generaciones más jóvenes que están en proceso de formarse como personas y como ciudadanas y ciudadanos. El progreso no se puede ni se debe frenar, las innovaciones tecnológicas han llegado en su mayoría para quedarse, como es el caso de la IA, y, además, suponen herramientas tan poderosas como útiles para muchas cuestiones. Ahora bien, también facilitan la propagación de una práctica indeseable para cualquier sociedad, como es la desinformación y los bulos, muy dañinos para la convivencia, la estabilidad política y la democracia. Ahí es donde entra en juego la capacidad individual y colectiva de discernir. Sin ser infalible, el análisis del discurso, que es una disciplina muy desarrollada, ofrece herramientas metodológicas que permiten arrojar luz sobre las trampas y subterfugios de los discursos en circulación. Pienso por ello que sería interesante que se incentivarán los enfoques aplicados del AD, por ejemplo, a la educación, a la alfabetización mediática, o al ejercicio del periodismo.
A lo largo de tu carrera, has trabajado en prensa, radio y televisión, y has sido testigo de la profunda transformación digital. En tu opinión, ¿cuáles son los retos más importantes que enfrentan los medios de comunicación hoy en día, especialmente en relación con la credibilidad, la transformación digital y la sostenibilidad económica?
Las tres cuestiones que planteas son clave para garantizar el futuro de los medios de comunicación en los próximos años, fundamentalmente los del sector privado, que son la mayoría. La credibilidad va a ser una de las piedras angulares sobre la que repose la supervivencia de los medios rigurosos o “de calidad” frente a los pseudomedios que proliferan en el entorno digital y de las redes sociales. Cuando formaba parte de una redacción, y debatíamos sobre cómo competir con la frivolidad o la desinformación que circulan por la red, siempre recurría a una situación hipotética: si mañana ocurre algo muy gordo en Almería, algo que parezca inverosímil, y la gente acude a tu medio, periódico, radio o televisión, para comprobar si es verdad y no una fake news, en lugar de buscar esa certeza en redes, entonces habremos ganado la batalla. Ese es el objetivo. Sin embargo, para lograrlo hay otra condición indispensable, y es la viabilidad económica de los medios, una viabilidad que, hoy por hoy, internet no termina de garantizar. Pensar que la buena información es gratuita es un error, además de incierto. Lo mismo que pagamos por otros productos culturales como el cine, la música, las series o los juegos, tenemos que estar dispuestos a pagar por la información hecha profesionalmente. De lo contrario, el futuro sería muy negro, no ya para los medios, sino para una sociedad democrática de personas libres e informadas.
Eres una de las pocas mujeres en Almería en ocupar puestos de responsabilidad en medios de comunicación. Tu trabajo en la subdirección de La Voz de Almería y Cadena SER fue muy significativo. ¿Cuáles consideras que fueron los mayores desafíos y las mayores satisfacciones de esa etapa pionera en la dirección de medios?
Los mayores desafíos vinieron precisamente de lo que comentaba en la pregunta anterior: la profunda transformación de los medios a raíz de una serie de crisis concatenadas. Cuando yo llegué a la subdirección de La Voz era el año 2007, y al poco sobrevino la crisis financiera y económica mundial que sacudió a todos. En el caso de los medios, impactó de lleno en el modelo de negocio tradicional de la publicidad. Pero es que, además, esta crisis confluyó con otra, derivada de la irrupción con fuerza de internet, que transformó el ecosistema mediático para siempre. La transformación digital se hizo ya inevitable y adoptó un ritmo muy veloz. Curiosamente, los medios locales tuvieron un mejor comportamiento y mostraron más solidez que otros de ámbito nacional. Vivir ese proceso de transformación histórico, que todavía no está del todo culminado, ha sido un verdadero reto. Y en cuanto a las satisfacciones, están relacionadas con lo mismo, haber contribuido a poner en marcha esa transformación, que nos ha obligado a aprender donde no había nada escrito, a reflexionar mucho, a debatir constantemente y a aplicar el método del ensayo-error.
Como profesional que ha cubierto la realidad local y regional y ahora como asesora de comunicación de la UAL, ¿cómo crees que los medios locales y regionales, y la comunicación institucional, deben adaptarse a la era de la Inteligencia Artificial y la desinformación para seguir siendo relevantes y creíbles?
La credibilidad cuesta mucho ganarla y se pierde pronto, si no la cuidas. Evidentemente, la posibilidad del error siempre existe y, cuando eso ocurre, lo honesto es no ocultarlo, reconocerlo y pedir disculpas. En mi opinión, la relevancia pasa por ser útiles a la comunidad a la que sirves. Los ciudadanos y ciudadanas tienen que encontrar en la información que proporciona un medio elementos que le sean de utilidad para su vida cotidiana. Esto es especialmente cierto cuando hablamos de medios de comunicación de ámbito local, puesto que son los únicos con capacidad para ofrecer las noticias de proximidad, aquellas que te hablan de tu pueblo, tu barrio, el colectivo al que perteneces o la gente a la que conoces. Son los que más contribuyen a vertebrar un territorio y a la comunidad.
Esos principios de honestidad son también aplicables a la comunicación institucional. Las instituciones tienen que mostrarse transparentes y hacer llegar a los ciudadanos y ciudadanas de su ámbito de influencia la información que más y mejor les pueda ayudar en sus tomas de decisiones. En eso consiste la relevancia.
Con una carrera tan versátil y dedicada a la información y la educación, ¿qué te sigue motivando a impulsar iniciativas formativas esenciales para el futuro de la comunicación y para las nuevas generaciones de profesionales?
Para mí, la formación es una constante en mi vida, siempre he entendido el aprendizaje y la preparación como un camino que no se detendría nunca, y, de hecho, siempre he estado embarcada en algún proyecto. Pero es que, en los momentos en que vivimos, la formación continuada es más necesaria que nunca, da igual la edad que tengas. Las innovaciones son constantes, y llegan muy rápido, por lo que es imprescindible adaptarse a ellas. Los profesionales de cualquier ámbito de actividad estamos obligados a un reciclaje permanente. En el caso de los periodistas o profesionales de la comunicación, es algo inexcusable, puesto que ‘estar al día’ es una competencia imprescindible en nuestro trabajo.
Antonia, enhorabuena por el Premio MIA en la categoría de Función Institucional, Pública y Política. Dada tu extensa trayectoria en medios y ahora en la universidad, ¿qué significado tiene para ti este reconocimiento?
Recibir el Premio MIA ha sido muy emocionante para mí, tiene un significado muy especial porque considero estos premios como la iniciativa de reconocimiento a las mujeres, en favor de la igualdad y del empoderamiento femenino más relevante que se ha puesto en marcha en Almería en los últimos tiempos. La creación de esta comunidad MIA que potencia el liderazgo y el talento de las mujeres es un enorme acierto, sin ningún tipo de duda. Era algo muy necesario que, por fin, alguien se ha atrevido, y ha conseguido, poner en marcha. Como sabes, conozco esta iniciativa desde su germen, la he apoyado desde el principio y la seguiré apoyando, porque está haciendo mucho por visibilizar y poner en valor lo que hacemos el 50% de nuestra sociedad, que somos las mujeres. Así que enhorabuena por ello. En lo que a mí respecta, todo un honor ser Premio MIA.